domingo, 1 de junio de 2014

Si no quieres que te maten, crea situaciones nuevas. R.W

LOS SUPERVIVIENTES
por Rebecca Wasser. 

Desaparecer en la noche,
entre las farolas hechas de huellas, 
ahora ya todo esta calmado,
ahora salen los hijos sin miedo.

Salen tranquilitas las cucarachas
de su frío agujero desterrado,
anclado en la miseria más sórdida.

Los despojados del sistema
son los consejeros de las estrellas
y una vez acabado el consenso
aúllan y se fuman las colillas baldoseras.

Con sus dedos coloreados por las horas
se llevan todos los trocitos comestibles
a su caja de dientes, 
esperando saborear la vida gustosa,
mas allá de la puesta de sol.

Y cuando miran a los ojos
la imagen que un día estuvo en su mano,
cierran los ojos
y vuelven a ser gurís mayores,
jugando a vivir.

Ellos bien saben que dios no existe,
pero le rezan, o le reprochan
y hasta los mas acostaditos 
en posición fetal llevan consigo a su dios.

Caminan por las calles ya dormidas,
pero ellos siguen con paso ligero
mirando los letreros,
mirando los periódicos tirados,
entonces todos se clavan las esferas
y se sientan en los bancos.

Cada uno oye a su mamá
y todo su cuerpo es un río,
y ya no hay cemento en los suelos,
ahora son campos de trigo, de flores...
y sus manos, forman parte de su cara.

La visión se apagó,
la palabra se calló.

La luz empezó a invadirles
y comenzaron a nutrirse
de la más pura necesidad del hombre:
la libertad.




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