martes, 22 de abril de 2014




Los días fueron cubiertos de una opaca tela, y la luz no lograba penetrar. Los pulmones se hinchaban de metal pesado, y la sangre estaba hecha de un ácido moldeador de percepciones dispares. Aquí no hay normas, aquí no hay ley, esta es tierra de nadie, piso lo no conquistado. Yo te creo, yo te creo.

Entonces, entonces fui al Pou Clar, y al desintoxicarme con su agua cristal lo vi, y supe que había que poner el alma y la estabilidad en juego, en esa tierra de nadie, en esa tumba de todos. 

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